«Otros años me iba a Benidorm, pero como ahora no nos viene bien con esto de la crisis, pues vamos a tirar más de piscina. La entrada es económica y puedes optar por comprarte algo en el chiringuito o traerte la comida. El que se lo pasa mal, es porque quiere. Aquí estamos fresquitos». Con este optimismo María Rubio, vecina de Patraix, asegura que irá todas las veces que pueda a la piscina del Parque del Oeste a darse un chapuzón.

Como ella, son cientos los vecinos de Valencia que este año han visto cómo se vaciaba su bolsillo y que han optado por llenar las piscinas municipales descubiertas para pasar un buen verano, aunque sea cerca de casa. «En un día como este martes, han venido a la piscina del Parque del Oeste 885 personas, cuando el año pasado en esa fecha hubo 784 entradas. Y, por ejemplo, en la piscina de Benicalap, hemos tenido 850 bañistas y el año pasado, 772. Sí hemos notado que con la crisis entra más gente y, además, el que viene a pasar el día, se trae la comida, su neverita con los refrescos, su bocadillo o tortilla y no se traen los helados porque se derriten. También se ha apreciado por los cursillos. Como no se pueden ir fuera, pues vienen a aquagym o apuntan a los niños a natación», destaca Alicia Bolinches, directora de la piscina del Parque del Oeste.

Estos paraísos acuáticos refrescan por precios asequibles, 2,20 euros para adultos y 1,10 para niños de 3 a 15 años, jubilados o minusválidos. El Ayuntamiento no ha subido este año ni un céntimo la entrada.

Las piscinas al descubierto que están abiertas son las de Parque del Oeste, Benicalap y Castellar. La de Benimaclet no está operativa por la remodelación del polideportivo.

La visita a estas piscinas gusta y, de hecho, hay gente que repite casi a diario. «Este año me he quedado en el paro y mi hijo mayor tiene que ir a repaso para aprobar una asignatura. Así es que estoy aprovechando para venir con mi otro hijo, Sergio. En casa todo el día no se puede estar y como sabes que aquí está bien vigilado por los socorristas, estoy más tranquila», indica Cristina Zamora, bañista de Benicalap.

«Nosotros nos quedamos hasta para comer. Estamos en crisis y hay que exprimir al máximo los 2,20 euros de la entrada. Hemos traído papas, bocadillos, cartas y nos ha faltado el parchís», indica Kike Pablo, de Burjassot.

«Somos cinco en casa. Estamos de vacaciones, pero como no podemos viajar, pues pasamos el día en la piscina», dice Paola Whanca.

Entre semana el horario es de 12 a 18.30 horas y, el fin de semana, de 11 a 19 horas. Antes y después hay cursos de natación para adultos, niños y aquagym.

Y, mientras que los bañistas se relajan, los que no paran son los socorristas. «A primera hora hay que hacer el mantenimiento y limpieza de la piscina. Luego hay dos cursillos de natación, a las 12 abre la piscina al público en general y hay que estar pendiente de que no hagan saltos y respeten las normas. Y luego, por la tarde, hay dos cursillos más. No paramos», indica el socorrista Javier Ricardo Kollo.

En estas piscinas, además, hay escuelas de verano, donde los niños pueden practicar ping-pong, hacer rocódromo, minigolf, manualidades y hasta los deberes. «Yo soy uno de los niños veteranos de la escuela de verano. Vengo desde los 12 y tengo 16. Durante el año nos comunicamos por internet para quedar», dice Pablo Molla.

Sólo un aviso, la piscina del Parque del Oeste estará cerrada mañana y el sábado por los campeonatos autonómicos de natación.